Dos de nuestras voluntarias de Orihuela Costa (Alicante) participan en este reportaje para el sumplemento "Los Mayores Primero" del Diario Información, en el que hablan de su experiencia como emigrantes en Alemania y Suiza.
Josefa González (1945) emigró a
Suiza en 1967 junto a su marido. Ellos ya tenían familia viviendo ahí.
“Estando de visita en Niza por el
nacimiento de un sobrino y leyendo un periódico, mi marido vio que buscaban mecánicos
de precisión, le hicieron una prueba, la paso y decidimos ir a Neuchatel donde vivían
sus hermanas” explica Josefa González.
El problema de la comunicación,
que es una de las grandes frustraciones del emigrante, no lo vivió Josefa
porque “al principio y sin saber el idioma, hacia vida con mis cuñadas y
después, poco a poco, aprendí la lengua”. De su primera estancia en Suiza, lo
que más le gusto fue la confianza que daban desde los lugares. “A mí me dieron
un trabajo en una relojería, algo que no hecho en mi vida y sin embargo me
enseñaron con paciencia, algo que hoy en día sería prácticamente imposible”
resalta.
Después de trabajar en la relojería,
de estar en desempleo y de trabajar en una escuela, Josefa y su marido
decidieron que querían volver a España. “Teníamos un apartamento aquí y a mí se
me metió en la cabeza volver a España. A mi marido aun le quedaban 6 años más
para la jubilación pero decidimos volver, aunque mis hijos y nietos tienen su
vida en Suiza”.
Mari Carmen Lorca Miras (1945), emigró
a Munich (Alemania) con 27 años en 1972 con la finalidad de vivir experiencias
y conocer mundo. Ella se fue con una formación básica y sin saber el idioma
pero consiguió un contrato en la empresa Siemens. “Fui del último grupo de emigrantes que contrató la empresa. Trabajé con
una pistola de pintura, algo que no había hecho nunca, pero nos dieron trabajo.
Al principio era muy difícil porque no sabíamos el idioma y dependíamos de la
traductora que ponía la empresa” recuerda Mari Carmen.
Al inicio de su estancia en
Alemania, como sucedía en la Europa de aquella época, Mari Carmen vivió en las
propias residencias de Siemens, en una habitación compartida para 4 personas,
con baño y cocina. Después de casó con un electricista alemán y ya inicio una
vida germana hasta que volvió a España con 63 años y casi 40 años viviendo en
Munich.
De su época lo que más le
impresiono fue el silencio, el respeto y la limpieza del país. Tras su divorcio
con 47 años, Mari Carmen trabajó en Alemania en una pastelería, panadería y
tienda de quesos hasta que se jubiló con 60 años tras la caída del Muro de Berlín,
una decisión que también fue propiciada por la crisis que sufrió Alemania después
de la unificación.
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